El Teatro de la Laboral ha acogido la obra más querida por Giacomo Puccini, ‘Madama Butterfly’, que junto a a ‘Tosca’ y ‘La Bohème’, es asimismo la más llevada a los escenarios desde su estreno en Milán, en 1904.
La historia de la gheisa -Madama Butterfly, que transcurre en Japón a finales del siglo XIX, desarrollando un amor trágico entre la joven protagonista y el marinero del ‘Abraham Lincoln’, Pinkerton.
Madama Butterfly ofrece una imagen lúcida y empática de un viaje psicológico. La ópera pinta el crecimiento del personaje principal desde su posición como muchacha inocente hasta la de joven madura (durante el duetto de amor), para pasar luego a la de mujer madre y mártir. La presencia de Butterfly sobre el escenario de forma prácticamente continua durante toda la ópera convierte a ésta en una obra de una sola mujer, y Puccini trata su situación con gran dignidad.
Es una ópera que siempre emociona.
Iluminar esta ópera resultó ser un desafío artístico, personal y profesional muy interesante, una sustitución de última hora, con poco tiempo de montaje y algo de información, tuve que planificar, estudiar la obra y tomar decisiones rápidamente.
Con el apoyo del equipo técnico local y el de gira, logramos dar vida a una escenografía muy sugerente, crecer con la tan pasional y brillante música, y entrar en el mundo “pucciniano” de una manera elegante y sencillo. Lentamente la ópera nos da la señal que comienza el drama para nuestra protagonista en su pintoresco paisaje japonés, un breve momento de felicidad que se destruye, hasta terminar con la tragedia de la manera mas digna, si no se puede vivir con dignidad, según la cultura oriental.
Una propuesta estética mas poética que naturalista, donde permitiera que los sentimientos que transmiten la música, el amor y la traición, la esperanza y la nostalgia y el conmovedor final fueran un punto mas emocionables.